En mi familia no somos demasiado de ir a comer fuera, pero esta vez el motivo lo merecía. El sitio escogido fue una arrocería, famosa por sus arroces a la leña, situada en la Playa de San Juan y que se llama Restaurante Vale.
La reserva no la hice yo, y mi familia a veces se olvida que es mejor avisar de que uno de los comensales es celíaco. Cuando vino el camarero a preguntarnos por los entrantes, pedí que al menos uno de ellos fuera a la plancha. Por el momento habían pedido croquetas y calamares a la romana y obviamente, yo no podía comer. Así que el camarero nos ofreció sepia encebollada que estaba riquísima. Tanto que lamenté no haber traído mi pan para mojar en la salsa.
Sepia encebollada
También me dijo el camarero que, como eran bastantes los celíacos que iban a comer, tenían harina de maíz. Además, me aseguró además de que el aceite que utilizaban estaba sin contaminar. Así que tuve la suerte de tener un plato de calamares a la romana sin gluten para mí solito.
Calamares a la romana
Los arroces que trajeron fueron arroz de conejo y caracoles, que para no gustarme los caracoles estaba muy muy bueno, y arroz de pescado y verduras, también delicioso.
Entre sus postres caseros, elegí unas natillas, que realmente me defraudaron. Tenían poco sabor y sabían más a leche que a otra cosa.
Natilllas