De Mérida a Badajoz hay poco más de 60 kilómetros así que, estando en Mérida, decidimos ir un día de visita. No nos había dado tiempo a buscar por Internet qué ver y dónde comer, así que fuimos un poco a la aventura.
Tras pasear por las calles del centro y por las orillas del Guadiana acabamos en la plaza Alta para entrar a ver la Alcazaba.
La Giralda de Badajoz
En algún descanso que hicimos habíamos visto que los restaurantes ‘sin gluten’ estaban de camino al coche, así que nuestra idea era volver hacia allí al terminar la visita de la Alcazaba. Pero nada más salir de ella nos topamos con La Cacharrería que tenía una pizarra enorme que ponía ‘TAPAS SIN GLUTEN‘ así que sin pensarlo mucho allí nos sentamos.
Nos costó encontrar sitio ya que el local estaba abarrotado. Pero al fin pudimos sentarnos y preguntar por los platos sin gluten. Me dijeron que por supuesto que tenían platos aptos, pero, en cambio, le extrañó que preguntara por cerveza sin gluten. Así que tampoco nos complicamos demasiado en la elección de los platos.
Primero pedimos unas patatas con pisto y pan sin gluten y una parrillada de verduras. El pisto estaba pasable, pero la verdura se les quedó bastante cruda. Aunque en la foto parezca que está socarrada – eso solo ocurrió con los espárragos – el resto de la verdura por dentro estaba duro y sin hacer.
Patatas con pisto
Parrillada de verduras
Lo siguiente que pedimos fue algo más pesado, aunque no pensamos que fuera a ser tanto. Pedimos un revuelto cacharrero que llevaba nata, bacon, patata y muchas más cosas. De sabor no estaba malo, pero era demasiado grasiento.
Revuelto Cacharrero
Es cierto que la localización del sitio era clave, y que era época de comuniones y el local estaba a reventar. Pero la calidad de los platos no nos maravilló demasiado y la verdad es que tampoco tengo mucho más que decir del sitio. Así que, si volvemos por Badajoz, es muy probable que probemos otros sitios.
Eso sí, la compañía inmejorable 🙂
Mi hermana Laura y yo