Como ya os he contado en alguna ocasión, en la Universidad de Navarra – en la cual estoy ahora trabajando – tienen un menú sin gluten diferente cada día. Al menos en el Edificio de Ciencias. Con dos primeros y dos segundos – algún día incluso tres – y postre.
Además de las cafeterías de los edificios, en el Edificio Central de la universidad tienen un restaurante llamado Faustinos. El cual elegimos paraa despedir a una compañera que se volvía a Nueva Zelanda. Cuando hicieron la reserva no avisaron que uno de los comensales era celíaco. No iba con miedo ya que si en la cafetería de mi edificio tenían menú apto para celíacos, suponía que algo podrían hacerme.
La primera sorpresa me la llevé cuando me dijo que no solamente no habría problema con casi ninguno de los platos y postres, sino que además tenían pan sin gluten, que me trajeron recién sacado del horno.
Pan sin gluten
Entre los primeros, elegí un revuelto de hongos que estaba espectacular, tanto que casi me comí los dos panecillos y no me dejaba nada para el segundo.
Revuelto de hongos
De segundo plato yo quería probar el rape, pero como no quedaban para todos cambié a un plato de bacalao al pil pil y bacalao ajoarriero – mitad de cada uno. El bacalao al pil pil estaba muy bueno, pero el bacalao ajoarriero es mi debilidad. Estaba mmm…
Bacalao al pil pil y bacalao ajoarriero
Con un tan buen servicio, en el postre no podían fallar. Acostumbrado a solo poder elegir entre fruta y poco más, me fascinó saber que todos los postres eran aptos – salvo uno que llevaba bizcocho, incluso la ¡tarta de queso! Que todos dicen que está buenísima, pero yo elegí el helado de frambuesa con crema de yogur y fresas. Simplemente delicioso.
Helado de frambuesa
El camarero fue muy atento en todo momento para comprobar que todo estaba bien, y todos los platos están riquísimos; pero tengo entendido que no es barato comer. Nosotros fuimos invitados, pero luego oí que el menú superaba los 25€. Aún así, creo que están bien pagados.