La noche del 13 de agosto es la Nit de l’Albà, una de las celebraciones más esperadas por los ilicitanos. Esta celebración, muy característica de la ciudad, tiene su origen en la Edad Media, donde las familias ofrendaban a la Virgen con un cohete por cada uno de sus hijos. El día de hoy aquella tradición ha derivado en el lanzamiento de cientos y cientos de palmeras que se lanzan de manera coordinada y alterna desde diversos puntos de la ciudad.
La Nit de l’Albà se cierra comiendo la clásico sandía con la intención de “refrescar las gargantas ahogadas por la emoción, el calor y la pólvora de tan espectacular noche”. Y desde lo alto de la torre de la Basílica de Santa María surge la grandiosa Palmera de la Virgen, ofrenda a la patrona que ilumina toda la ciudad.
Fiesta De Interés Autonómico
Estas mucho más de 300 palmeras de fuegos artificiales son patrocinadas por particulares, empresas, shoppings, entidades, asociaciones, que, unos meses antes de la celebración, contratan con el Municipio el tiro de estas palmeras a modo de ofrenda a la gente queridas, amistades o clientes. Se elige el color y el tamaño y, por su parte, se indica en unas pocas líneas la dedicatoria que se desea que se muestre en el programa de mano. Esta clase de palmeras son únicas, ya que para su publicación se utiliza un armazón, tipo embudo, con agujeros en la parte superior por donde se colocan de forma manual las cañas de los cohetes de color que forman en su grupo cada palmera. Además de todo este disparo planificado de fuegos artificiales y cohetes, los habitantes de la región siguen tirando una cantidad enorme de kilogramos de pólvora con apariencia de distintos productos pirotécnicos sin ningún tipo de orden, mezclándose de esta manera con los disparos oficiales, pero sin llegar a entorpecer en ningún instante unos con otros.
La noche del 13, la pólvora se hace protagonista indiscutible en una explosión de luz, color y sonido. Los promotores de la iniciativa lanzaron una iniciativa por medio de las redes sociales solicitando que la Nit de l’Albà fuera declarada Fiesta de Interés Turístico. En tan sólo unos días, la iniciativa movilizó a un elevado número de personas y, dada la enorme acogida en la sociedad, se elevó una propuesta al Pleno del Ayuntamiento de Elche para comenzar los trámites para solicitar su declaración.
Fiesta De Interés Autonómico
El espíritu clásico y habitual de esta celebración se ha mantenido hasta nuestros días, de manera que no se trata de un espectáculo de fuegos artificiales común que se contempla de manera pasiva, sino de una ciudad lanzando fuegos de artificio, de un pueblo espectador y al unísono artífice del acto festivo. Tras la constitución oficial en ese año de la Asociación, esta se puso predisposición del Municipio de Elche para asistir en todo lo que es posible para hallar la declaración de interés turístico para esta fiesta. En el siglo XVIII existen novedades de que el Consell sufragaba un gran castillo de fuegos artificiales que se quemaba en la testera de la Casa Consistorial. Y en el siglo XIX aparecen referencias al lanzamiento de una gran palmera de fuegos artificiales a las doce de la noche desde la torre del Ayuntamiento.
La propuesta contó con el apoyo unánime de todos y cada uno de los grupos políticos con representación municipal. Ciertos aún continuarán tirando cohetes hasta altas horas de la madrugada, y otros, los más audaces, se sumarán a la tradicional «carretillà» en un espacio singularmente acotado para esto, sólo apto para verdaderos interesados del fuego. A continuación, se produce el volteo de las campanas de la Basílica de Santa María en acción de gracias, con un toque alegre destinado a la Patrona de Elche, anunciando de esta forma la llegada de los días enormes de las Fiestas de Elche.
Fiesta De Interés Autonómico
Si bien la manera de la “Nit de l’Albà” ha evolucionado a lo largo de la historia, lo cierto es que ha conocido siempre y en todo momento sostener el aspecto comunitario que tanto llama la atención a quienes la contemplan por primera vez. No se trata de un castillo de fuegos artificiales usual, sino de toda una ciudad que es al unísono personaje principal y espectadora de una enorme ofrenda de luz y sonido a su Patrona. La Palmera de la Mare de Déu se puede contemplar a lo largo de unos 30 segundos desde el instante de su disparo. Su caída con apariencia de cúpula es lenta y muy elegante, ocasionando la emoción tanto de locales como de visitantes que se encuentran en la ciudad atraídos por la belleza de tan singular espectáculo. Esta palmera está formada por 1.500 cohetones de un mayor calibre que los habituales, de color blanco-perla.
Alcanza una altura de 300 metros y una apertura de 700 metros de diámetro, y es visible desde toda la localidad, las partidas rurales del campo ilicitano e inclusive ciudades vecinas como Santa Pola, Crevillent, parte de la Vega Baja o Alicante. El disparo, si bien se realiza desde diferentes puntos de la ciudad, se produce eminentemente desde los alrededores de la basílica de Santa María, templo donde se representa La Festa o Misteri d’Elx y desde cuyo campanario se arroja la palmera final. Esta noche, donde cientos de artificios pirotécnicos visten la noche de luz, color y sonido, también es famosa como la noche del fuego. La tradición marca dos de las noches mucho más singulares de las fiestas, la del 13 de agosto con laNit de l’Albà y la noche del 14 de agosto, La Nit de la Roà.
Además, los ciudadanos adquieren y lanzan pirotecnia de forma individual y espontánea en el tiempo que dura la lluvia de fuego. Según los documentos que se encuentran en el Fichero Municipal de Elche, en la Edad Media ahora existía una celebración del fuego para festejar la llegada de los días enormes aplicados a la Asunción de la Virgen María a los cielos. En tal celebración, se disparaban cohetes en honor a la Virgen por “cada hijo” en forma de ofrenda, una práctica que sigue hoy en día y que los particulares dedican y ofrecen eminentemente a personas que ya no viven. También las compañías ilicitanas patrocinan palmeras felicitando a clientes y amigos con fundamentos de las Fiestas Mayores de Elche. En la actualidad, si bien la Nit de l’Albà ha experimentado diversos cambios a lo largo de la historia, la presencia de luces y truenos ha sido siempre y en todo momento una incesante.